
¡Cuánto, cuánto me has amado, mi Jesús!
Cuántas veces a este deudor has perdonado
Las setenta veces siete ya han pasado
Y tu amor no ha claudicado de su cruz
Te haces hombre y peregrinas las montañas
Por librar de caer a mi alma en el abismo
Y en tus brazos me devuelves al aprisco
Donde hallo misericordia en las mañanas
Si por tu fidelidad inconmovible
No fuera mi corazón de amor prendido
Hace tanto que este ciego habría perdido
La luz para seguir al Dios invisible
Cuántas veces distraído de tu mano
Dejé el pasto yendo al lodo cenagoso
Mas me ha sido tu cuidado asombroso
Extendiéndome con gracia tu cayado
A un toque de tu presencia todo es nuevo
Sumergido en el bautismo de tu amor
Reconocido justo por mi salvador
Mi culpable pecador haces ajeno
Incontables en mi contra eran las causas
Mas sellaste con tu sangre redimido
Mis pecados desterraste en el olvido
Y me haces hijo coheredero de tu casa

