Cuando pensamos que la magnitud de la batalla ha llegado a sobrepasar nuestras fuerzas, más bien es para que nos demos cuenta de que la magnitud de nuestras fuerzas en Cristo ha de ser mayor de lo que hasta entonces hemos experimentado o creído, y nos extendamos en las fuerzas y en la fe, conforme a la medida que percibimos de Él; pues fiel es Dios en su Palabra, que no permitirá que seamos expuestos más allá de lo que podemos soportar.
Por tanto, si tu lucha es más grande, mayor tu resistencia en el Espíritu. Él lo sabe, Él está haciendo la pieza conforme a su propósito, y sólo la expondrá a mayor tensión hasta la perfecta medida en que ha de rendir su máximo potencial y provecho a la totalidad de su obra. ¿Y cuando la pieza se rompe?... Aún prevalece el propósito para el cual ha sido predestinada, y por el cual está siendo ensayada y probada. No la desechará sino que seguirá trabajando en las precisiones necesarias a su molde, y la fundirá de nuevo y de nuevo en el fuego, con metales ya sean más sólidos o más dúctiles según la necesidad, hasta que corresponda al diseño y cumpla lo que se ha propuesto su Hacedor.