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Oigo que el mundo calla lo que el silencio grita

Oigo correr las lágrimas más alto que cascadas

Oigo el vacío del hambriento

Oigo el sudor del jornalero en lo que consumo

Oigo todo el discurso en un gesto

Oigo el minutero del que gasta vida sin invertirla

Oigo cadenas que llevan los presos de su libertad

Oigo que Dios no se cansa de hablarle a los sordos

Oigo si no me oyes

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